En Odiseo todo funciona como un reloj durante 22 horas al día. Abre desde las 9 (para que los más madrugadores o trasnochadores desayunen en la terraza) hasta las 7 de la mañana del día siguiente, cuando cierra El Club. Parecen muchas, pero son pocas horas para tantos espacios en los que perderse: desde el envolvente Bar Rojo, inspirado en un piano bar de los años 70, que pronto inaugurará su calendario de conciertos, hasta su azotea secreta, reservada para eventos exclusivos y que atesora la mayor piscina en voladizo de Europa, de 42 metros.
Y aunque su germen es el Casino de Murcia, que ahora alberga, aquí no solo se viene a jugar: la zona recreativa supone poco más del 10%. Todo lo demás es una celebración de la cultura del ocio y la gastronomía, que las 240 personas en plantilla hacen posible. Precisamente en el año en el que Murcia ostenta la capitalidad gastronómica de nuestro país, Odiseo reinventa y reivindica su propia ciudad a lo grande…. y a lo lejos.
Dicen que lo importante está en el interior, pero qué sería entonces de los amores a primera vista. “Odiseo es una abstracción de un viaje por el Mediterráneo. Arquitectónicamente es un oasis, un edificio que tiene pátina, que habla de un lujo versionado, pero no de materiales caros sino de vibración. Es una aproximación natural y cercana que funcionaría en cualquier lugar del planeta, que parece casi una ruina clásica pero invadida por el tiempo, manipulada. Representa nuestra odisea particular: hemos dado la vuelta al mundo y ahora volvemos a casa”.
Manuel Clavel es el arquitecto murciano que firma el edificio, inspirado en el Partenón de Atenas. Eduardo del Fraile, especialista en diseño, es otro de los autores de este gigante anti-aburrimiento de 15.000 metros cuadrados, que ha necesitado dos años y 35 millones de euros. Este carismático proyecto (y pionero en nuestro país) es el nuevo envite del Grupo Orenes, empresa familiar y murciana dedicada al ocio que cuenta con 11 casinos (algunos en México), 21 salas de bingo, más de 300 salas de juego, 500 puntos de venta de apuestas y 30 establecimientos de hostelería y restauración en España.
Odiseo: El restaurante
Esta, su nueva y ambiciosa apuesta, podríamos compararla (muchos lo hacen) con Las Vegas pero Odiseo es, además, el lugar donde cumplir cualquiera de tus fantasías gastronómicas: puedes ponerte las botas (con las manos, claro) en su barra gastronómica Pisco, de cocina nikkei (fusión japoperuana); zamparte una hamburguesa americana (pero de las buenas) en su Sports Bar mientras ves un partido de tu equipo en su pantalla curva XXL (la más grande de Europa); experimentar lo que es un menú degustación en la mesa cero, una ventana privilegiada frente a la cocina abierta del restaurante gastronómico; meter sin remilgos la cuchara en la paella para recrearte con sus arroces tradicionales (meloso de calamar y alcachofa, seco de atún y gamba o la caldereta de bogavante) o relamerte con la combinación entre el irreverente dinner show nocturno y el menú, que termina con un goloso postre del pastelero eldense Paco Torreblanca.
“Ofrecemos una carta muy divertida porque queremos que cada día vivas algo diferente, pero también es sólida, de producto. Creo en la tradición y por eso hacemos una cocina moderna de bases clásicas”. El artífice de esta sugerente propuesta gastronómica es Nazario Cano: el chef alicantino que ostentó una estrella Michelin en el Hotel El Rodat (Jávea) y cuyos platos siempre nos sorprendían. Ahora dirige a un equipo de 55 cocineros en un único edificio, que puede acoger, gastronómicamente hablando, a 1.000 personas en esta nueva normalidad. “A partir de ahora, la alta gastronomía va a ser muy complicada y tenemos que ser más camaleónicos que nunca. Odiseo, que es un modelo de presente y futuro, ha sabido adaptarse”.
Y por eso hacen muchas cocinas en un mismo lugar: los embutidos de la zona, el cordero segureño o la quisquilla de Santa Pola se intercalan con panes bao de panceta lacada, nigiris, marineras (cómo no), pescados a la brasa o verduras de la huerta murciana. La carta es extensísima. Aquí hay gastronomía de lunes a domingo para cualquier hora del día. Pide y se te dará. Con una excepción: “el conejo está indultado”, nos cuenta David Conesa, Responsable de Comunicación del Grupo Orenes.
Y es que aquí es un símbolo omnipresente: “LUCKY es la imagen que representa a Odiseo y nuestra forma de comunicar siempre va ser a través de él. Simboliza el origen de la palabra España, tierra de conejos y además nos permite hacer un juego alegórico con el concepto de suerte”.
Juegos y más juegos. De palabras, de conceptos, de espacios. Óscar Molina, codirector artístico de Odiseo, se encarga de esa parte creativa, del factor sorpresa, pero también de que la energía fluya y no se estanque. Y cuando le ves trabajar, lo percibes. Le brillan los ojos cuando habla de su espectáculo, de sus vocalistas, bailarines o coreógrafos, actores o productores.
A Odiseo no se le puede negar una cosa: aquí todo está pensado. “Nuestra seña de identidad es cuidar al máximo los detalles”. Se nota. María Dolores Sanmartín es la Directora Operativa, que nos enseña un parking que parece sacado de una película del siglo que viene. Con zona VIP incluida, que, tras un portón corredero, esconde otro suntuoso aparcamiento convertible en una sala para eventos privados… o para partidas de póquer. Hasta los espacios que normalmente son estéticamente clonados y tremendamente aburridos, aquí son de otro planeta. La visita a los baños es obligada.
Esto es el lujo por el lujo. Pero bien entendido. Aquí, donde el espectáculo es el mensaje, solo falta un cartel neón que rece algo así como: No salgas, que todo pasa aquí dentro. Y esto solo acaba de empezar.
